Algunas personas piensan que es correcto y hasta saludable dar rienda suelta al enojo y la ira, otros piensan que deben retenerla y no expresarla.
Tanto los profesionales y estudiosos del tema como el libro más antiguo y leído del mundo tienen ópticas muy interesantes y dignas de considerar.
Las ideas expuestas a continuación fueron pensadas para pulir nuestras cualidades y habilidades blandas como seres humanos, que cuando se hacen un hábito, se reflejarán más naturalmente en nuestro ambiente profesional o laboral.
La técnica del semáforo es una herramienta gráfica para ayudarnos a canalizar nuestras emociones cuando estamos ante una situación que remueve nuestras emociones de enojo, ira o rabia.
Pero primero hay que entenderla, internalizarla y luego practicarla hasta que forme parte de nosotros.
Rojo: Detenerse.
La verdadera fortaleza se basa en cualidades como el autodominio y la apacibilidad. Como el sólido dique de una presa, este tipo de persona es capaz de resistir la presión que causan las palabras y acciones ofensivas.
Parafraseando un Proverbio muy antiguo menciona que la persona que controla su genio (hombre paciente) es mejor que un hombre poderoso que conquista una ciudad. (Proverbio 16:32)
Te voy a compartir uno de las 5 acciones prácticas que menciona un artículo orientado para los jóvenes (abajo el enlace). Es el # 3 que nos invita a mirar las dos caras de la moneda, ya que el enfado puede venir cuando vemos solo un solo lado.
Una idea parecida menciona el libro «Luche por su matrimonio» (Fighting for Your Marriage): “La mayoría de nosotros reaccionamos por lo que creemos que dijo y no por lo que realmente dijo nuestro cónyuge”.
Sí se puede lograr, entendiendo las razones del por qué debemos detenernos al igual que lo hacemos cuando el semáforo cambia a rojo.
Un caso que demuestra un cambio de 180 grados lo tenemos en el ejemplo de Salvador Garza a quien le encantaba la violencia y ahora ama la paz.
Amarillo: Pensar.
Las emociones fuertes y a flor de piel (ira, enojo, rabia) nublan o se sobreponen a nuestra capacidad de pensar y razonar con calma, para lograr pasar a esta fase se requiere un buen entrenamiento, leer, reflexionar, practicar, evaluar, fallar e intentarlo de nuevo entre otras.
Debemos encontrar razones, argumentos válidos y lógicos que nos convenzan de lo importante de controlarnos primero, calmarnos para que se despeje las nubes negras que permitan que los pensamientos fluyan y se estructuren.
Disculpen la insistencia con la idea, pero esto no sucederá si no pisamos el freno primero, y tampoco sucederá si no entrenamos nuestra mente.
En Venezuela, cuando el semáforo se pone en amarillo lo que hacen es afincar el acelerador, el esquema mental y cultural arraigado de muchos les dice: «todavía tengo chance». Si no cambiamos nuestra estructura de pensamientos antes, sucederá lo mismo con las emociones.
Hay mucha información en Internet, pienso que lo mejor es tomar pocos artículos de fuente confiable y concentrarse en tomar acción.
En el siguiente artículo, muestra dos argumentos poderosos, uno tienen que ver con la reputación y el otro sobre como las personas pueden huir de nosotros por el carácter y no canalizar nuestras emociones de manera adecuada.
También nos dejan 5 acciones prácticas que se puede hacer, está dirigido a los jóvenes, pero los principios aplican perfectamente a todas las edades.
Verde: Solucionar.
Esta fase consiste en expresar nuestro enojo de manera madura, equilibrada y con tacto, esta técnica está orientada para niños, así que si ellos pueden, los que somos adultos con más razón.
Importante señalar, que para empezar a expresarnos, debemos habernos detenido con el rojo y sentir que nuestra mente tienen el control y no nuestras emociones.
Este tema no es nuevo, es increíble como hace miles de años se entendía las consecuencias de las emociones: Un Proverbio dice “El que es violento e impulsivo, provoca peleas y comete muchos errores” (Proverbios 29:22)
Y noten la conclusión a que llegó un jovencito llamado Erik: «Enojarse no resuelve los problemas, los empeora.”
Si quieren profundizar, les dejo otro artículo de lujo.
A lo jóvenes les encanta los test, tengo 53 y también lo disfruté. Las +10 preguntas hacen reflexionar y las +7 opiniones francas y realista de unos jovencitos son muy instructivos.
Si luego de leer el artículo tiene alguna duda sobre si es posible cambiar tantos años de tener un carácter fuerte, investigaciones recientes indican que se pueden superar tales obstáculos. El doctor Daniel Goleman, especialista en salud mental, afirma que ‘incluso los hábitos más profundamente arraigados, aprendidos en la infancia, pueden ser remodelados’.
Si nos transformamos tanto a nivel personal como profesional, los resultados serán muy positivos
Marlene Negreiros (VP de Talento y Cultura en UNACEM) listó varios de estos resultados en un mini-post en LinkedIn que les comparto:
- Fortalece tu inteligencia emocional
- Por salud mental y física
- Para evitar dañar las relaciones interpersonales
- Ayuda a enfrentar mejor los problemas
- Disminuye el desgaste psicológico y
- Nos ayuda a mantener el equilibrio.
